Por: Pbro. Jesús Barragán Bueno
Ciertamente, cuando se pregunta acerca del número de seminaristas que hay, se trata de calibrar con ello cómo está el Seminario. Si los números son bajos, por consecuencia el Seminario anda mal. Desde mi perspectiva, creo que un criterio así viene a ser reductivo, aunque ciertamente es importante que haya un buen número.
En la primera década del 2000, nuestro Seminario de Zamora fue conociendo, poco a poco, la baja en el número de seminaristas; así, cuando me tocó ingresar, en el 2001, al Seminario Mayor, lo integraban 106 seminaristas, mientras que para el 2008, el Seminario contaba con 40 seminaristas, un número para nada alentador. Las ordenaciones sacerdotales en nuestra Diócesis tenían una media de 5 por año, pero llegar al final de la década con este número implicaba redoblar esfuerzos para levantar el número de ingresos a nuestro Seminario. La década del 2010 se abría, entonces, con la convocatoria del “Año Sacerdotal”, que el Papa Benedicto XVI expidió, con el fin de incentivar y animar la santidad de la vocación sacerdotal, a la luz y testimonio del santo Cura de Ars y la devoción a Jesús en su Corazón Sagrado. A la par, ese mismo año se abre en cascada un serio cuestionamiento sobre la credibilidad de la figura sacerdotal, impulsado por el escándalo y manera de proceder de figuras sacerdotales prominentes.
En lo que respecta al número de seminaristas, nuestro Seminario volvió a despuntar en la primera mitad de la segunda década, a tal grado que, entre el 2011 y el 2014, el número creció en ingresos, con una media de 30 jóvenes en la casa del C.I. en Cotija, y el Mayor logró llegar a un promedio de 80 seminaristas. Ciertamente, las ordenaciones sacerdotales conocieron un freno, un par de años:, 2015-2017 y una reducción en número a partir del 2010, así la media pasó a ser de 5 a 3 sacerdotes por año del 2012 al 2017. El número de ingresos de seminaristas, ciertamente no significó mayor perseverancia, pues las deserciones eran considerables, tan es así que el grupo final de cuarto de teología llevó una media de 7 seminaristas de entre 2017-2020. En esta misma década, el Seminario de Apatzingán se integró al Mayor y engrosó el número de seminaristas, tan es así que nuestro Seminario Mayor gozó de una media de 75 seminaristas, a lo largo de la segunda mitad de la esa década. Casi para terminar, el Seminario de Apatzingán tomó la decisión de retirarse, mientras que los ingresos al C.I empezaron a bajar, con una media de 15 jóvenes por año.
Ya iniciada la tercera década de este siglo, la pandemia del Covid-19 vino a poner freno a la habitual actividad pastoral de la Iglesia. En la promoción vocacional del Seminario, nos vimos impedidos de llevar adelante la puesta en práctica del programa o plan de actividades. Fue un tiempo de prueba y dolor, que hasta el Papa Francisco justificó como de un mundo en crisis. Nuestro Seminario Mayor, en lo que va de estos años, descendió a una media de 55 seminaristas. Ciertamente, las ordenaciones sacerdotales y diaconales se han venido realizando 2 veces por año, y su media ha sido nuevamente de 5. Actualmente, en el Seminario Mayor hay 51 seminaristas y 2 diáconos; hay otros 6 seminaristas en parroquia y 3 diáconos que ya concluyeron su formación. Se estima que en los años venideros, la media de ordenaciones sea de 4 por año. Lo cierto es que tenemos que trabajar y seguir orando para que el Señor suscite vocaciones, pues nos gustaría ver crecer el número, nuevamente.
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