Por: José Antonio Villanueva Ch.
En la parte más alta de la parroquia y municipio de Paracho se encuentra asentada una comunidad indígena llamada Nurío, un antiguo poblado cuyo nombre en lengua purépecha significa “hacer”. Allí, en medio de la festividad en honor del Señor de los Milagros, al que se le festeja en grande cada año, el 14 de octubre; el domingo 13, víspera de la fiesta, un grupo de niños y niñas hicieron su primera Comunión.
Nurío es un poblado evangelizado por el Fr. Francisco de Castro, donde el arte religioso floreció con gran esplendor, como fruto del fervor de las primeras generaciones que se convirtieron al Cristianismo, atraídas, no sólo por el amor inculcado por los misioneros, sino por el espíritu comunitario de los indígenas, que consideraban a sus iglesias, templos y capillas como centros ceremoniales, por ello son dignas de admirarse sus antiguas construcciones, pinturas y cielos de colores.
La emotiva ceremonia se llevó a cabo en punto de las 10 de la mañana, presidida por el Pbro. Brandon Israel Godínez Gómez, Vicario de Paracho, quien atiende a esta comunidad, en su homilía alentó a los presentes a ser fieles seguidores del Señor de los Milagros y de la Santísima Virgen María.
Cabe destacar, que en la plaza del pueblo se montó una expo feria artesanal, con el apoyo de varias instancias gubernamentales, civiles y educativas, además los presentes también disfrutaron de música clásica y tradicional, interpretada por orquestas y bandas.
Como parte de las actividades religiosas previas se llevó a cabo una serie de misas, rosarios y procesiones, a cargo de los grupos apostólicos, para las comunidades vecinas e invitados; el día de la fiesta, aparte de la misa de función, por la mañana, a un grupo de jóvenes y adolescentes les fue administrado el Sacramento de la Confirmaciones, en una celebración eucarística, presidida por el Pbro. José Antonio Oseguera Barragán, Rector del Seminario de Zamora. ¡Señor de los Milagros, en ti confiamos!
0 comentarios