Por: José Antonio Villanueva Ch.
Antiguamente, fue llamado San Salvador Combutzio, una comunidad asentada en los cerros que circundaban el llamado Valle de Capatzin, donde actualmente se levanta el volcán Paricutín. Esa comunidad emigró, en 1943, a otros lugares, hasta quedar establecida, el 10 de junio de ese mismo año, en un nuevo poblado al que llamaron Caltzontzin, situado en los terrenos de la antigua Hacienda de Santa Catarina, en las cercanías o colindancias con Uruapan. Desde el siglo XVI, a Combutzio se le había agregado el nombre de San Salvador, en honor de su santo patrono, que es el Divino Salvador, una imagen de Cristo tallada en madera, ataviada con ornamentos y bordados alusivos a la Eucaristía, que resalta por un gran resplandor en su cabeza y un trozo de pan en su mano izquierda.
La actual comunidad parroquial de Caltzontzin fue erigida como parroquia en 1970, la cual festejó en grande, el martes 6 de agosto, a su santo patrono. Esta extensa demarcación eclesiástica es atendida, por el Sr. Cura Elías Sánchez Ramírez, con el apoyo del Pbro. Jonathan Rogelio Arias Quiroz, quienes organizaron, con ayuda de los cargueros mayores de la parroquia, un solemne novenario, a base de misas, rosarios y procesiones, en los que participaron niños, jóvenes y adultos de las 16 colonias que integran la parroquia, entre las que se encuentran: San Rafael, Charquito, Sol Azteca, Valle Dorado, Doctores, Leandro Valle, Villas del Sol, Progreso Social, Rincón Griego, Nuevo Paricutín, La Cofradía, La Huerta, Toreo el Alto y Toreo el Bajo.
Dentro de la novena, el domingo 28 de julio, por la mañana, fue administrado el Sacramento de la Confirmación a un numeroso grupo de adolescentes y jóvenes, en 2 ceremonias presididas por Don Javier Navarro Rodríguez, Obispo de Zamora, a las 11 de la mañana y a la 1 de la tarde, atendidas por el Equipo Litúrgico y de Catequesis de la parroquia. En su mensaje central, nuestro Pastor diocesano invitó a los presentes a dar testimonio de fidelidad al Evangelio, así como a la vivencia de la fe, con el propósito de que adolescentes y jóvenes sean fuertes, gracias a la efusión de los dones del Espíritu Santo.
Como de costumbre, el día de la fiesta, muy temprano le fueron entonadas las tradicionales Mañanitas al Divino Salvador; además, por la mañana se llevó a cabo una misa de primeras comuniones; todo el día estuvo enmarcado por la tradicional música de banda y la quema de cohetones; la llamada misa de función fue a la 1 de la tarde. Paralelamente, entre otras actividades, hubo un torneo de baloncesto y, por la noche, la quema de juegos pirotécnicos, para culminar con el tradicional baile, en la plaza del lugar. Como en años anteriores, la celebración se prolongó otro día más, con diversas actividades en honor del Divino Salvador.
En la comunidad de Caltzontzin también se encarga el cuidado de las imágenes religiosas, durante todo un año, a varias personas o cargueros, y a otros, la organización de la fiesta patronal, en la que lucen las danzas, motivo por el cual se llevó a cabo el VI Concurso Tradicional Purépecha, evento que se distingue por su indumentaria tradicional, muestra de las diversas danzas de la comunidad, además de una gran procesión se realiza en la víspera de la fiesta, por todo el pueblo, con la imagen peregrina del Divino Salvador, cuyo recorrido es encabezado por las autoridades civiles y religiosas, los cargueros mayores y menores, en la que participa un centenar de niños, jóvenes y adultos ataviados con diversos trajes tradicionales, acompañados por varias orquestas y bandas de música.
Divino Salvador, ¡danos la paz!
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