Por: José Antonio Villanueva Ch.
Es una celebración eucarística que cada año preside el Obispo, con todos los sacerdotes de su diócesis, durante la Semana Santa. Es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal, signo de la unión estrecha o comunión entre el Seminario y una Iglesia particular, porque en ella se consagra el santo Crisma; además, se bendicen los santos Óleos de los enfermos y de los catecúmenos. Esta ceremonia, también es conocida como la misa de los Santos Óleos o de la Consagración de los Óleos, ya que, al término de la celebración eucarística, algunos sacerdotes o agentes de pastoral, laicos o matrimonios delegados por cada parroquia, reciben los santos Óleos, para llevarlos a sus comunidades, donde serán administrados en la recepción de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Unción de los Enfermos.
La ceremonia del 2024
La Misa Crismal se llevó a cabo el Jueves Santo (28 de marzo pasado), ante un numeroso grupo de sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos que participaron en la liturgia especial de la Santa Iglesia Catedral de Zamora, en una ceremonia que comenzó en punto de las 10 de la mañana y que fue transmitida por diversas plataformas digitales, presidida por nuestros pastores diocesanos Don Javier Navarro Rodríguez y Don Francisco Figueroa Cervantes. En esta ocasión, los lugares cercanos al altar fueron ocupados por varios presbíteros, especialmente los que celebran su 25 aniversario de ordenación sacerdotal, así como los presbíteros ordenados en el 2023.
El mensaje de Mons. Figueroa
Esta vez, la homilía estuvo a cargo de Don Francisco Figueroa, quien en su mensaje central resaltó: “En el centro de esta celebración eucarística, nuestra Misa Crismal, constatamos juntos una alegre verdad, que brota desde lo profundo de nuestra fe; que El Espíritu Santo unge, abraza, santifica, penetra, acompaña y llena de la fuerza de Dios, que es necesaria para cumplir la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo que unge a Jesús como el enviado del Padre, y como participación, en esta unción original unge también a todos hombres y mujeres que se reúnen en torno al Maestro, como discípulos y misioneros del Reino”. Finalmente,alentó a los sacerdotes a ser fieles servidores, deseando que Dios colme de abundantes bendiciones a todos los consagrados y laicos, como portadores del Mensaje de Salvación.
La bendición de los santos Óleos
Después de la homilía, los presbíteros presentes renovaron sus promesas sacerdotales, así como los compromisos que asumieron el día de su Ordenación, recordando con este gesto la unidad que existe entre Cristo y su Iglesia. Además, en un rito especial se bendijeron los Óleos de los enfermos y catecúmenos, una mezcla de aceite de oliva y otros vegetales: el primero, un aceite que motiva a los que viven el misterio del dolor físico, y el segundo, para ungir a los que van a ser bautizados, ya que Jesucristo, por medio de este sacramento, da la fuerza necesaria para enfrentar los problemas, impulsándonos a luchar como verdaderos cristianos; los óleos fueron presentados por un grupo de laicos y médicos.
Posteriormente, se consagró el santo Crisma, que es un óleo perfumado, mezclado con aceite y bálsamo, que se utiliza para ungir a los que ya han sido bautizados, es decir, a los que son confirmados y a los que recibirán el Sacramento del Orden; en la tradición más antigua, el Crisma se usaba para ungir a los reyes y sacerdotes, pero en la actualidad sólo cumple una misión especial, participando la función profética, sacerdotal y del reinado de Jesucristo, el cual fue presentado por los diáconos Miguel Ángel Toral Anguiano y Miguel Ángel Martínez Aguilar.
Antes de culminar la celebración eucarística, Don Javier Navarro dirigió un breve mensaje a los sacerdotes religiosos y diocesanos con los que comparte el ministerio sacerdotal en la Diócesis; felicitó a todos los presbíteros, en el día de la institución del Orden Sacerdotal, de manera especial a los que celebran un aniversario significativo, y finalmente envío un saludo a los que participaron en esta solemne ceremonia y a los se unieron a la ceremonia desde alguna comunidad, a través de las plataformas digitales, señalando que “el compromiso de todos es edificante, porque nos anima a vivir con mayor fidelidad los valores del Evangelio, símbolo de una verdadera comunión diocesana”.
¡Felicidades a todos los presbíteros, y a los portadores de los santos Óleos!
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