Con aires de esperanza…

por | Ago 23, 2024 | Dimensiones pastorales

Por: Pbro. Jesús Barragán Bueno

Un nuevo ciclo ha dado comienzo en el Seminario Diocesano de Zamora… la llegada de los seminaristas al Menor fue el domingo 4 de agosto con un ingreso de 24 nuevos seminaristas; a los ocho días, el domingo 11 de agosto llegaron los seminaristas del Mayor en Jacona y finalmente al Curso Introductorio de Cotija llegaron el domingo 18 de agosto con un ingreso de diecinueve seminaristas de nuevo ingreso. Iniciar un ciclo hace alborear la esperanza, pues el tiempo lo vemos en prospectiva, vemos también integrarse nuevas personas al equipo formador y los que llevamos ya tiempo en esto, renovamos nuestras energías con el descanso vacacional que nos conecta con la familia y con el retiro de ejercicios.

    Traigo a colación el retiro espiritual que tuvimos como equipo durante cinco días al inicio de agosto, donde fuimos llevados en la reflexión y la oración a reconocer como Dios es nuestro principio y fundamento de todo, de nuestro ser, de nuestra historia, de la creación misma y por supuesto de la vocación. Fue interesante, sin pretender desarrollar aquí el contenido del retiro, como al final nos sentimos reafirmados en la vocación y alentados a cumplir con nuevas fuerzas la misión que el Señor nos confía. Mantener en alto, con el corazón ardiente y el gusto por servir, el desempeño de la misión, no siempre es sencillo. Es un hecho que a lo largo del camino debemos buscar aquellos espacios que nos reparan, nos devuelven la energía y esa fuerza espiritual por servir y colaborar con el Señor en la misión.

    El Papa Francisco ha convocado para este diciembre el inicio del Jubileo de la Esperanza, y como medio de preparación ha pedido que se dedique tiempo a la práctica de la oración personal. Precisamente en un retiro, como lo es los ejercicios espirituales, las pautas de reflexión nos animan a la oración; ésta se debe llenar en primer lugar de una soledad acompañada, de un vacío pleno, de un silencio cantante; es decir, la soledad nos remite a dejarnos acompañar por el Espíritu de Dios; el vacío es hacer espacio en nuestras preocupaciones mentales y emocionales para que sea Dios el que nos hable y nos colme; finalmente el silencio nos remite al interior pues a través de la Palabra leída y meditada escuchemos la voz de Dios y somos poco a poco conducidos al encuentro con Dios.

    Orar es animar la esperanza, porque quien ora recarga pilas, mira el futuro en las manos de Dios y entonces se comienza a caminar confianza puesta en el Señor. Al comienzo de este nuevo ciclo, quiero compartirles que miramos con esperanza el caminar de nuestro Seminario, pues el Plan Global de Formación que hace un año había sido entregado en este ciclo queremos seguir asumiéndolo con ese mismo espíritu con el que fue elaborado y que lleva a soñar con un Seminario mejor y un vivo deseo de seguir trabajando por formar a los seminaristas. La formación para nada es sencilla, mucho más cuando la cultura y realidad actual nos plantea retos propios del tiempo. Valoramos que varios diáconos y sacerdotes se hayan integrado al equipo formador trayendo pensamientos frescos. Es también de valorar quienes siguen en el empeño de aportar al bien del Seminario en alguna de las encomiendas como formadores, profesores, servidores de casa o incluso en la Promoción vocacional. En esto yo mismo me hecho porras, pues agradezco al Señor que me halla renovado por un ciclo más el colaborar en esta misión de promotor vocacional. Me alegro también, porque se integran como compañeros de equipo el Pbro. Alfonso Cázares de Zamora, quien terminó su servicio de vicario en la parroquia de Cotija y el Diác. Antoni Gutiérrez de Atotonilco, quien terminó su servicio en el Seminario Menor. Pienso que ambos aportarán nuevos bríos e impulso a la labor vocacional. En hora buena Bienevenidos!!!   

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