Por: Pbro. Raúl Duarte Castillo
Después de 4 semanas de reunión sinodal en Roma, el 29 del mes pasado ha terminado la reunión sobre la Sinodalidad. De aquí saldrá el prontuario que se discutirá el año entrante. Lo que se decida entonces, tendrá el carácter de obligatoriedad.
Como en toda discusión, en estas 4 semanas se ha tenido un cuestionamiento abierto sobre los problemas principales por los que atraviesan la Iglesia y el mundo. Muchos quisieran que sus puntos de vista se impusieran, sin más, abogando argumentos simplistas, como la necesidad actual de hacer más simpática a la Iglesia ante el mundo; otros, simplemente hablan de una tradición eclesial que no conocen, etc. Era del todo natural esperar que en esta reunión se oirían voces contrastantes. Esto es lo que se quería ahora. Después, por medio de una votación, se vio cuál era el sentir real de los miembros de esta asamblea. Éstos no obraron a la ligera, adoptando esto o aquello porque pareciera más actual o popular. Los criterios, lo sabemos todos los católicos, son la auténtica tradición de la Iglesia y el sentido de la Iglesia (Sensus Ecclesiae), dejando sin nombrar lo que es evidente: la auténtica Tradición eclesial, con mayúscula.
Se esperaba que se hablaría mucho de la pedofilia, del sacerdocio casado y de lo que se ha llamado “la igualdad de género”. Pero no fue asi. En esto se manifestó que los participantes trabajaron con responsabilidad. La reflexión continuará por todo este año y, sobre todo, la maduración de las propuestas de cambio a la luz de la Tradición y de la unidad de la Iglesia serán el foco que iluminará las decisiones finales que guiarán a los católicos en los próximos años.
0 comentarios